Lidiando con los Lloriqueos
Los lloriqueos son molestos para todos los padres, pero muy pocos saben qué hacer al respecto. En cada caso, la siguiente guía puede ser de mucha ayuda para ambos, padres e hijos.
– Espere que su hijo lloriquee. Es normal a los 2, 8, 13, 19 años y todas las edades entre esas. Los niños se quejarán. Cuente con ello. Puede decirle: “Eso es lloriqueo, y los lloriqueos no funcionan conmigo. Lo que sí funcionan son las preguntas en voz normal, usando un tono normal y en un volumen normal. Si haces eso, a veces obtendrás lo que deseas y a veces no, pero es tu única esperanza”.
– Dele al niño un diario para escribir todas sus quejas e infórmele que usted escuchará todas sus quejas si las escribe.
– Elogie a su pequeño cuando en lugar de lloriquear, pregunta con un tono de voz y volumen normales. No lleve a los niños pequeños a las tiendas o centros comerciales o a casa de algún pariente luego de su hora normal de dormir. Si lo hace, es como estar pidiendo que lloriquee.
– Utilice comunicación preventiva cada vez que vaya a entrar en zona de lloriqueo. Tenga una plática con su hijo en el auto, antes de entrar al supermercado. Explique el propósito del viaje. Deje claro cuáles son sus expectativas y experimentará menos lloriqueos cuando entre en la zona.
– Dígale a su hijo que tiene problemas para escucharlo cada vez que lloriquea, que no puede comprender lo que desea cuando elige ese tono para pedirlo, que sus oídos duelen tanto que se cierran para protegerse de los lloriqueos.
– Luego de hablar con su hijo y explicarle el porqué no debe lloriquear, no se sorprenda de ser puesta a prueba. El niño checará que usted de verdad hará lo que acaba de decirle. Muéstrele que usted hablaba en serio. Será puesta a prueba más de una vez. Una vez que el niño sepa que los lloriqueos no funcionan, su comportamiento cambiará. Un niño que pelea o huye de las peleas, da excusas, lo hace porque sabe que ese método le funciona.
– No se queje con su pareja de los lloriqueos de su hijo. Usted siempre es un modelo. Los niños aprenden a quejarse de alguien. ¿Habrá sido de usted? No se desanime. Los lloriqueos es un comportamiento aprendido, las cosas aprendidas se pueden desaprender, su pequeño aprenderá otro comportamiento para reemplazarlo.
– No diga: “Deja de lloriquear” eso no funciona. A los niños no les gusta recibir órdenes en circunstancias normales y ¡cuando están lloriqueando les gusta menos! Una cosa peor que los lloriqueos, son los lloriqueos que terminan en una lucha de poder.