Calmar al Niño sin Utilizar Comida
Como padres, tienen que ser conscientes no sólo de cuáles alimentos ofrecen a sus hijos, sino también de qué patrones y asociaciones están estableciendo entre los alimentos y las emociones. Los patrones establecidos en la infancia pueden ser arrastrados hasta la adultez y posiblemente traigan problemas para lidiar con el peso o desórdenes alimenticios.
Cuando sus niños están enojados, es natural que deseen calmarlos. A veces, por hábito o bien por experiencia propia de su infancia, pueden tener la tentación de calmarlos con alimentos. Pero no hay que malinterpretar, calmar a los niños con comida no siempre es algo malo. Uno debe buscar cómo sus hijos tengas asociaciones emocionales positivas con la comida. Puede incluso que le ofrezca frutas para calmar a su pequeño, pero lo importante es el patrón en general, y la comida no debe ser nunca la única opción para calmar a los niños.
Las emociones negativas no siempre son algo malo ya que proveen la oportunidad de aprender y comprender mejor. La meta no es que los niños nunca experimenten emociones negativas, sino que desarrollen habilidades que les ayude a calmarse y que eventualmente puedan calmarse ellos mismos y aprendan a lidiar con las experiencias negativas. Puede utilizar bocadillos de frutas y dulces para complementar sus instrumentos de crianza y ayudar a sus hijos a lidiar con sus emociones.
Sepa que no todas las estrategias funcionarán todo el tiempo o con todo mundo. Tendrá que observar patrones que parezcan funcionar con su hijo o cada uno de sus hijos en momentos particulares. A medida que sus conocimientos de lenguaje y habilidades para hacer conexiones se desarrollan, hablar con ellos sobre sus observaciones puede proveerlo de sus propias herramientas para lidiar con sus emociones en el futuro.
La próxima vez que su pequeño esté enojado y usted tenga la tentación de darle una galleta o un dulce para ayudarlo a sentirse mejor, piense en probar una de las siguientes estrategias:
Actividad física: para muchos niños, la actividad física puede ayudarlos a organizarse y regularse. De vez en cuando, salir a correr, saltar, hacer yoga o bailar puede resultar en un mejor humor.
Música: la música tranquila puede ser muy relajante para ambos, niños y adultos. Explore cómo puede la música influenciar el estado emocional de su hijo.
Colorear: muchos niños se relajan ellos mismos coloreando. Puede observar que el tono de sus cuerpos se suaviza sólo por el acto de colorear. Para otros niños, el acto de colorear puede no tener ningún efecto en su humor, sin embargo, una actividad más creativa puede funcionar. Dibujar, pintar, construir, pueden ser formas de expresarse así como formas de organizarse y calmar mente y cuerpo.
Leer: si la lectura no implica una lucha o una carga emocional, puede ser muy tranquilizante para muchos niños. Si su hijo no sabe leer todavía y no disfruta viendo él mismo los libros, entonces léale usted los libros y él lo encontrará muy relajante.
Los niños que aprenden a sentirse mejor y controlar sus emociones comiendo dulces o cualquier alimento, pueden llegar a sufrir trastornos alimenticios en la adultez. Por ello, los padres deben hacer un gran trabajo en enseñarles a sus pequeños que pueden lidiar con sus emociones mediante las siguientes estrategias:
Cocinar juntos: esta puede ser no sólo una manera divertida de conectarse con su hijo, sino también una manera de enseñarle a su pequeño valiosas habilidades de cocina y hábitos saludables de alimentación.
Un espacio para calmarse: en lugar de tener un espacio de castigo para mandarlo luego de un mal comportamiento, los niños pueden beneficiarse de un lugar designado no para castigo sino para calmarse y reconocerse a sí mismo antes de llegar a un punto en el que no haya retorno. Puede designar una esquina de una habitación, una silla suave y confortable o incluso una tienda de campaña dentro de casa, como un lugar especial para este propósito.
Películas/TV: si bien hay que tener cuidado con el uso en exceso, definitivamente tienen poder en ayudar a los niños a calmarse.
Jugar con plastilina: ofrece una forma creativa y actividad motora combinadas un solo juego. Mejora el humor de los pequeñitos.
Contacto físico: probablemente la estrategia más obvia y potencialmente más rápida de calmar a los niños cuando están molestos. Abrazos, besos, etc. pueden de vez en cuando ser el truco para algunos niños.